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Las mujeres no somos todas iguales

Uno de los aspectos fundamentales para diseñar una estrategia exitosa en materia de equidad, es la adaptación de las soluciones a las distintas realidades de las mujeres que conforman a la organización.


No reconocer la diversidad de sus experiencias y desafíos en el espacio de trabajo nos puede llevar a destinar recursos y esfuerzos en vano y a no alcanzar el sentido de pertenencia de las personas con la organización.


Esto implica familiarizarse con el concepto de interseccionalidad, que se utiliza para referirse a la forma en que diferentes factores y realidades se entrelazan y afectan a las personas de manera diferente, incluso dentro de un mismo grupo.


Por ejemplo, una mujer puede experimentar discriminación de género y discriminación generacional al mismo tiempo, lo que puede tener un impacto significativo en su vida y sus oportunidades.


La interseccionalidad nos convoca a pensar en qué privilegios o inequidades atraviesan otras áreas de nuestra identidad, para tener una visión más global acerca de cómo trabajar la equidad de manera efectiva.



LA BRECHA DE LAS MUJERES EN EL TRABAJO

Las mujeres representan el 50% de la población mundial, ¿cuál es la situación actual en el espacio de trabajo?:

  • Sólo en Uruguay, las mujeres ganan un 31% menos que sus pares masculinos por el mismo trabajo. (“Jugar un Partido Desigual” Banco Mundial, 2020)

  • Las mujeres destinan un 20% de su día a cuidados del hogar mientras en los hombres solo representa un 9%. El trabajo doméstico no remunerado representa un 16% del PBI.

  • En las empresas, solo 1 de cada 4 mujeres ocupan puestos ejecutivos (Lean In)

  • Se estima que los beneficios económicos oscilan entre los USD 5 billones y los USD 6 billones si las mujeres crearan nuevos negocios y los ampliaran al mismo ritmo que los hombres. (Informe del Banco Mundial, octubre 2022)


ASERTIVIDAD: IGUALDAD VS EQUIDAD

La equidad y la igualdad son dos términos que a menudo se utilizan indistintamente, cuando hablamos de la construcción de sociedades más justas y organizaciones con un mejor desempeño, pero que en realidad tienen significados diferentes. Es fundamental entender la diferencia entre ambos conceptos a la hora de utilizarlas en la comunicación interna o externa de la empresa.


Cuando hablamos de igualdad, nos referimos al hecho de que a todas las personas se le garanticen las mismas condiciones y se apela a no favorecer o desfavorecer de ninguna manera a nadie en el acceso a recursos económicos, sociales, políticos y culturales.


La equidad, por otro lado, se refiere a la distribución justa de los recursos y oportunidades, teniendo en cuenta las diferentes necesidades y experiencias de las personas. La equidad es necesaria para garantizar que se aborden y corrijan las injusticias históricas que han impedido que las personas accedan a las mismas oportunidades en primer lugar.


¿Qué implica reconocer esta diferencia a nivel organizacional? Que debemos diseñar políticas que promuevan, apoyen e incentiven el desarrollo de las mujeres dentro de la organización para acortar la brecha que viene dada socialmente, entendiendo las realidades dentro de un grupo diverso.




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